La jubilación de un líder no marca el final de su legado, sino el comienzo de un nuevo capítulo donde su sabiduría y experiencia continúan inspirando a las generaciones futuras.
No es un tema fácil de tratar ni en un artículo ni en la vida real, pero finalmente la mayoría de las personas tiene que enfrentarlo de una u otra manera: la jubilación laboral.
Ha llegado momento, dijo un hombre a su esposa, cuando dadas las condiciones de la ley laboral, los años de servicio en varias empresas y su nivel intensidad para el trabajo, le indicaban que era el momento para la jubilación. ¿Cuándo es el momento? Nadie tiene la fórmula perfecta. Un hombre de 80 años luego de varios emprendimientos exitosos en su vida laboral decidió nuevamente arrancar con otro proyecto empresarial y funcionó. ¿Él tenía planes de jubilación a esa edad? Al parecer no. A cada uno le “llega la hora” de manera voluntaria o, a veces, forzada.
Tomar conciencia del momento del cambio de estatus en términos laborales para hombres y mujeres hacia la jubilación no es una conversación interna fácil y menos aún, en la mayoría de los casos, dentro del ámbito familiar. Algunos querrán evitarla, pero siempre es necesaria. Finalmente, la zona de confort puede aparecer una y otra vez y el miedo a las nuevas circunstancias, muchas veces sin tener claro que se hará en el siguiente paso, aterra. Verse en una silla solo leyendo un libro o viendo Netflix parece no ser el mejor plan. En algunas ocasiones el sueño es viajar bastante, pero en realidad también eso cansa.
Finalmente, tomar acción al respecto de manera voluntaria o un tanto presionada será el desenlace de una etapa hacia la otra. El momento ha llegado y los cuestionamientos vienen de la mano. Un buen amigo, alguien que ya pasó por esta experiencia, un coach de vida, un familiar querido, pueden dar muy buenos consejos. Esto ayuda, siempre que sea la persona correcta quien lo da y conociendo la vida y trayectoria del que tomará la decisión de jubilación.
Esta acción tiene grandes retos, tanto en satisfacciones como en decepciones. “Creí que disfrutar de tanto tiempo me ayudaría a desarrollar mis hobbies”, dijo una señora de 70 años luego de una vida laboral más de 40. No fue exactamente así, sus nietos demandaron más de su tiempo, ello trajo otras alegrías y nuevos cambios, pero todos valieron la pena.
No falta quien vea esto desde afuera como un problema pretendiendo dar al nuevo jubilado todos los consejos perfectos. En algunos casos, hasta de cierto nivel de envidia por no poder vivir desde este momento esa etapa nueva. Cada uno descubre y vive el proceso.
El bagaje de conocimiento que trae consigo una persona en etapa de jubilación es enorme y puede ser usado por sí mismo o en beneficio de otros de manera trascendente.
Mirar en qué ha sido bueno o buena toda una vida o cómo ayudar al entorno invita a reflexionar sobre el legado que un líder profesional puede entregar de manera holística en su etapa de jubilación. El líder, ya jubilado, ahora observa el mundo con otros ojos, discierne de forma menos visceral, analiza los problemas fundamentales con mayor sabiduría, en definitiva, sigue aportando desde una visión más amplia y simple del mundo. Su torbellino laboral ya no está, entonces puede detenerse a pensar con mayor calma y visión de largo plazo, aunque muchas veces, el tiempo ya no es su mejor aliado.