Desafía los paradigmas que instituyen un solo estilo de liderazgo.
El concepto de feminidad en el liderazgo aborda cómo las características tradicionalmente asociadas con lo femenino como la empatía, la colaboración y la comunicación, pueden influir en el estilo de liderazgo en el entorno empresarial. El reconocido psicólogo social, Prof. Geert Hosftede, exploró esta dimensión socio-cultural (femineidad) con respecto al impacto que genera dentro de las organizaciones cuando analizó la interacción de las personas dentro de la misma y, a la vez, en diferentes entornos culturales.
Si miramos en la historia, los estilos de liderazgo en el mundo empresarial (y, sobre todo, en el corporativo), han sido dominados por características consideradas más «masculinas», por ejemplo, la autoridad, la competencia y la toma de decisiones rápida. Sin embargo, en las últimas décadas y, más concretamente en la última, ha habido un reconocimiento creciente de la importancia de las cualidades «femeninas» en el liderazgo efectivo. Múltiples investigaciones han demostrado que el liderazgo basado en la feminidad puede resultar en equipos más cohesionados, mayores niveles de compromiso y una cultura organizacional más inclusiva.
Cuando predomina un liderazgo femenino, se muestra una mayor habilidad para comprender las necesidades y preocupaciones de los colaboradores y equipos, lo que permite una comunicación más efectiva y la construcción de relaciones sólidas en el lugar de trabajo.
De igual manera, cuando predomina un liderazgo femenino, en lugar de adoptar un enfoque autoritario, se fomenta la colaboración y el trabajo en equipo, lo que ayuda a generar un sentido de comunidad y compromiso entre los colaboradores.
Con respecto a la toma de decisiones inclusiva, se suelen tomar de manera más concientemente inclusiva consultando a las múltiples partes interesadas y considerando una variedad de perspectivas antes de llegar a una conclusión. Esto puede llevar a decisiones más informadas y aceptadas por todos los miembros del equipo.
Cuando se trata de gestión de conflictos en el que predomina un liderazgo femenino, a menudo éstos se gestionan de manera constructiva, buscando soluciones que satisfagan las necesidades de todas las partes involucradas y promoviendo un ambiente de trabajo armonioso, siendo aun un reto fuerte lograrlo en el contexto empresarial latinoamericano.
Por lo tanto y para finalizar, se reconoce la importancia de incorporar cualidades tradicionalmente asociadas con lo femenino en las prácticas de liderazgo. Al hacerlo, se promueve un estilo de liderazgo más inclusivo y efectivo, que puede beneficiar tanto a los colaboradores como a la organización en su conjunto.